domingo, 20 de marzo de 2011

TRIDUO DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE, MARÍA SANTÍSIMA DE LA SOLEDAD Y SAN JUAN EVANGELISTA


Como cada Domingo miembros de la Junta de Gobierno de Nuestra Hermandad nos reunimos en la Iglesia de Santiago el Mayor en la Eucaristía de las 12:00h. Pero hoy especialmente para acompañar y representar así a Nuestra Hermandad en el Triduo de Santísimo Cristo de la Buena Muerte, María Santísima de la Soledad y San Juan Evangelista. 


Es para nosotros uno de los muchos actos  que celebraremos en esta Cuaresma, para que así podamos transmitir el verdadero ejemplo de Hermandad, Caridad y Fraternidad junto a las demás Hermandades de nuestro pueblo para seguir mas cerca el ejemplo de Jesucristo.


3 comentarios:

  1. Qué buen grupo tiene esta Hermandad.

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  2. Y tan Grande, y especial Paco, que es una gran persona y el mas antiguo de la Hermandad, siempre cuidando del Nazareno, es un ejemplo a seguir para esta hermandad, la que soy yo tambien hermano, esperando que llegue la Semana Santa y ver al Rey de Medina Sidonia El Nazareno paseando por las calles principles de Medina, un abrazo.

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  3. COFRADE ES MOMENTO DE REFLEXION...

    La cuaresma llega siempre cargada de toda clase de actividades, de actos, de pregones, de reuniones y tertulias. Apenas termina la Navidad se llenan las casas de Hermandad de cofrades, las calles de ensayos costaleros y las capillas de cultos. La primavera de las hermandades llega en las inmediaciones de la Cuaresma. Pero como toda flor….¿cuales son sus frutos? ¿Qué pasa tras la “floración” cofrade en Cuaresma? ¿Qué ocurre trascurrida la Pascua?
    Durante el año, cuando veo cultos mensuales en casi todas las Hermandades después de Cuaresma y hasta en Cuaresma, a los que falta tanta gente de la Hermandad, tanta gente que acude a casi todo y acude poco a los cultos y a las actividades de piedad y formación, que apenas acuden ante sus titulares durante el año para orar ante sus imágenes y meditar su advocación, me pregunto…..
    ¿Qué buscamos en la Cofradía? ¿Qué buscamos haciéndonos cofrades? ¿Qué esperamos de nuestra Hermandad? Y es una duda que, sinceramente, me produce angustia y preocupación. Porque, veo mi parte de culpa y la de todos los que tenemos alguna responsabilidad en la “Semana Santa” en todo esto. ¿Porque tanta gente se queda en lo externo cuando deberíamos sentir lo trascendente y no lo cambiarlo por nada? ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Por qué no sabemos trasmitir a los demás esta experiencia?

    Es cierto que a menudo las circunstancias personales mandan. Que tienes los niños pequeños, familiares enfermos, horarios del trabajo, que te impiden acercarte a la Hermandad todo lo que te gustaría. También es verdad que son muchos en la vida cofrade que además de la Cofradía pertenecen a otros grupos parroquiales o a movimientos eclesiales en los que viven esa experiencia del compromiso cristiano. Familias que tienen a sus hijos en catequesis de comunión o confirmación en otras iglesias, que están en grupos de matrimonios en otras parroquias, que viven su fe en grupos y movimientos seglares, que acuden a la misa y a los actos del colegio de sus hijos… Su vida ya está llena de ese compromiso y en la Cofradía encuentran un plus más a todo eso que viven.

    No es a ellos a quien me refiero, pues las Cofradías no pueden, ni deben, suplantar la vida eclesial de otras comunidades, sino ser una más. La propia idiosincrasia de las Hermandades permite que se pueda vivir la experiencia de la fe solamente en ellas, o en ellas y otros lugares a la vez. Mi preocupación no es esta. Cada uno vive su fe donde Dios le llama a vivirla.

    Mi preocupación está en aquellos hermanos cofrades que por un motivo u otro no vivimos ni una ni la otra cosa. Que nos dedicamos a ir al ensayo de nuestra cuadrilla, que nos dedicamos a aparecer por la Junta de Gobierno, por la reunión tal o el encuentro cual, por la Casa de Hermandad determinados días y a acudir por supuesto el día de la estación de penitencia y a algún que otro culto y ya está. Y aquí acaba nuestra vida cofrade y nuestra participación cristiana activa en la comunidad creyente.

    Ante esto debemos reflexionar todos y asumir nuestro compromiso personal.

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